viernes, 9 de octubre de 2009

Me atas atabal

ATABAL, todos los años en el Festival,
me atas al recuerdo otoñal,
al sonar los palos como cantos de lluvia,
olas de aves
y sol de carnaval.

ATABAL, ligado a tus pasos vivo,
recorriendo tus mismos caminos.
Sin dejar siempre en noviembre
de estar en tu festival contigo,
pues atado a tu destino sigo.

ATABAL, cada año en tu Festival
te veo de nuevo sonar.
Aprecio como desde que asoma el día,
con alegría,
calientan sus palos las cofradías.
Y al llegar la noche,
la gente disfruta tu rico derroche.
Ese suculento caldo musical,
puramente de ATABAL.


ATABAL, cuando suenan los tambores
siento perfume de flores,
porque un palo mayor
tiene su propio olor y sabor;
es como un mango banilejo,
cuyo aroma se percibe desde lejos.


ATABAL, San Cristóbal ha sabido valorarte,
por eso con tu rescate se dignifica el arte.
Se eleva hasta el cielo la identidad,
desde la comunidad de Sainaguá.
Con el esfuerzo conciente,
de la fundación “Sol Naciente”,
y de otras meritorias gentes.
Y es que para muchos dominicanos
el Festival vale más
porque del folklore
es un verdadero tesoro.


ATABAL, con tus arrebatos de palos,
hace vivir el pasado:
retumban furiosos los repiques y
veo a los esclavos con piques,
moler sus penas en el trapiche.
Mientras Tatá la criá, se toma una colá,
y retoñan sus deseos de libertad,
en cada jarra e´café
que animan su fe.


ATABAL, son más de 500 años repiqueteando,
cinco siglos como si no fuera nada
y nunca se silenciaron tus palos y tonadas.


ATABAL, tus padres tocadores de ayer,
en CD no te pudieron grabar,
pero para evitar que murieras en el olvido,
te legaron en la sangre de sus hijos.
Que era el único disco duro,
que lo hacía llegar al futuro.


ATABAL, a través de tus cueros
se refleja el pueblo entero:
alcanzo a ver a “Puntín” contento,
emocionado con sus palos de muerto.
Más allá se aprecia “Grillo”,
con un cañuto apretao como un gatillo,
dispuesto a disparar
toda la reserva musical de su ATABAL.
A su lado, un palero de alto rango, “Matemango”,
toda una vida tocando,
junto a uno que no morirá,
porque para el Festival su presencia es eterna:
señores miren a “Yerba”.
Y claramente distingo al que de ultratumba voceó:
––¡Qué no se acabe el Festival, regresé yo,
el mismo “Biembé Changó!
¡Palos, palos! Rómpelos carajo.
Dale duro que no son tuyos/
Pa´que resucite el orgullo.


ATABAL, sin ser un mito, lo repito:
tu música es un tesoro,
reclama tus derechos sonoros.
Debes sonar en estadios y en la radio,
y sin discriminación, también en televisión.
Y si alguien se quiere opone,
Recuérdale: –¡Debo seguir en Internet!


ATABAL, como tu historia me ata,
a tus enemigos debo hacerle una amenaza:
que jamás enmudezcan tu voz,
ni intenten quitarle lumbre a tu retumbe.
Que tu sonido nunca se calle,
si no quieren ver a un pueblo tirado a las calles,
acalorado, reclamando con palos,
tus derechos a sonar, ATABAL.


Leonel Martínez

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